En Pere Avellana consigue generar luz para su casa y, a petición del Ayuntamiento de Cornellà de Terri, para toda la villa y sus vecinos.
La empresa pasa a manos de María Avellana, hija de Pedro, que sigue haciendo crecer la empresa, adquiriendo nuevas centrales eléctricas para poder generar más energía y distribuirla en los nuevos pueblos.
Maria Avellana se casa con Josep Figa y tres años después, es él quien asume la dirección del negocio.
Su hijo, Ramón Figa Avellana se convierte en propietario y gerente, continuando con la expansión de la empresa.
Don Ramón crea Electra Avellana SA, la empresa que desde entonces engloba todas las áreas del negocio: la producción, distribución y comercialización de electricidad.
Con la liberalización del mercado eléctrico, Electra Avellana entra en el negocio de la comercialización. Actualmente, comercializa a más de 4000 clientes repartidos en más de 220 municipios.